– “¡Péinate! ¿no?”
Así, con toda la desfachatez del mundo. Que me peine. Que me pei-ne. Claro, como si fuera tan fácil. Vale, es fácil. Pero como si fuera tan trivial. Uno se peina, fácil, vale, y luego: ¿qué? Pues que el cerebro se te desrirriga y del colocón que te da empiezas a regatear hasta con los lateros que te venden cerveza por la noche. ¿Y de ahí? De ahí al descontrol: al creerse impune e inmune. Y finalmente, un día, te ves con una corbata al cuello, madrugando y, por las tardes, violando chinas de 13 años.
Que no y que no. Que no me peino, !coño!
A, Irles M.
¡Qué rebeldía! Ahh cuándo ese “ look despeinado” , es más que un look despeinado, ¡es una seña de identidad! ( eso y que probablemente tenga(s) el pelo rizado, entonces peinarlo es un infierno deformador. Yo misma me identifico con eso)
Los lateros- me ha hecho mucha gracia esa nueva manera de llamar a los “cerveza-bier, amigo”.
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Está (el despeinado) muy loco!
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Está bien esa tan firme declaración de intenciones!
Me has arrancado una sonrisa de esas de… haces muy bien!!!
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Gracias por el apoyo!
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lo de la corbata sí. A eso si que hay que tenerle miedo.
Mucho.
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Eso cuentan…
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¡No te peines por favor!
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Haré lo que yo quiera!
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Jajaja me ha encantado. Peinate mucho para luego restregar la cabeza como un gato y despeinarte 🙂
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Como un gato o contra un gato? 😛
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Jajaja, eso lo dejo a tu elección. La idea inicial era como un gato, pero contra uno también puede dar un resultado interesante :p
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😛
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