He recibido una propuesta indecente: continuar este texto de mi amigo JD. Os dejo aquí su relato (lleno de posibilidades) y la preciosidad de Daniela Uhlig (hablo de su pintura) que he elegido para acompañar el relato. El día 11 de Marzo de 2016, musas mediante, subiré la continuación. ¿Y vosotr@s? ¿Cómo lo continuaríais?
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Paint by Daniela Uhilg
La mujer entró en la farmacia. Llevaba gafas de sol negras, camisa blanca ajustada, falda roja, zapatos negros y labios pintados en un tono muy rojo. El hombre la miró desde detrás de la caja registradora.
– Buenos días – le dijo.
Ella sonrió apenas, pero no respondió al saludo. Apoyó las manos sobre el mostrador y aguardó con actitud seria.
– ¿Qué desea? – le preguntó entonces el farmacéutico.
Se trataba de un hombre con gafas de pasta, cabello castaño rizado y espaldas anchas. La mujer resopló y, como si le costara gran esfuerzo responder la evidente pregunta, comenzó:
– Necesito algunas pastillas que me suavicen la garganta.
– ¿Tiene la garganta irritada?
– No exactamente. Pero necesito una medicina que me la suavice y me la deje bien fresca.
– Bien -dijo el farmacéutico, y buscó en los estantes de cristal.
La mujer miró en torno a sí. No había nadie más en la farmacia.
– Prefiero que sean pastillas para chupar – informó- quiero unas pastillas que haya que chuparlas despacio, muy despacio, y que se vayan deshaciendo sobre la lengua, poco a poco, hasta que la dejen bien mojada, tanto, que el líquido se me derrame por los labios. Y por la barbilla.
El farmacéutico se detuvo y la miró. La mujer permanecía esperando, con semblante serio. Él enarcó una ceja.
– Dígame, señor farmacéutico, ¿cree usted que podrá darme las pastillas que necesito?
El hombre se cruzó de brazos, y aunque intentó mantener un gesto serio, no puedo evitar que una ligera sonrisa asomara a su comisura.
JD.
Puede ser muy interesante la continuación, tengo ganas de ver qué se te ocurre… 😉
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Y yo! Lo publiqué para animar a mis musas a venir… 😛 alguna idea?
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