Última entrada de mi diario de Navidad que he titulado El Fantasma de La Navidad.
11 de Enero 2016, Barcelona.
No sé qué fecha poner a esta última entrada de mi diario pues quiero plasmar en letras lo que pasó desde que salí de casa con Azucena, la señorita de la voz dulce mirada traviesa y discretísimas y elegantes artes eróticas concentradas en sus labios, como pude comprobar en el tatami privado del restaurante japonés al que fuimos. Fue tras el postre, cuando abrimos la botella de cava (el sake no me mata, la verdad) y tampoco voy a detallarlo aquí, pues lo importante de esa noche es lo que pasó antes y después de que ella me hiciera recostar junto a la mesa bajita aún llena de platillos y restos de sashimi y me diera el orgasmo más lechoso, sosegado y armonioso que una boca me había arrancado en la vida. Lo de antes es fácil de explicarlo: no hicimos nada más que ir al restaurante y meternos en el reservado. No hablamos, apenas cruzamos palabras excepto para discutir sobre el menú que queríamos. Se sentó a mi lado y saqué las notas del diario. Mientras comíamos y bebíamos vino, leí y releí cada anotación y las iba dejando junto a mi, entre ella y yo. Ella al principio parecía incómoda con mi silencio: me empezó a masajear los hombros, luego empezó a cenar y disfrutar del vino, luego pareció entrarle la curiosidad y se puso a leer las notas que yo iba dejando junto a mi. Tanto se debió ensimismar con la lectura que cuándo yo acabé y empecé a cenar lo que quedaba, ella siguió leyendo y, cuándo la camarera-gueisa pidió permiso para entrar, se lo dió y pidió otra botella de vino sin consultarme. Seguí comiendo, observando sus ojos marrones danzar de línea a línea, recorrerlas una a una lentamente mientras respiraba con los labios ligeramente separados. Acabó cuándo llegó la botella de vino y cuándo le llenaron la copa dio un largo trago, dejó los papeles en el suelo y mirándome con las mejillas sonrosadas me dijo:
– Esto es bueno… No sabía que eras escritor.
[ …]
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A. Irles
Imagen de Benjamin Garcia: Submariner
¡Vaya! Tiene un final, que aunque abierto, soluciona muchas dudas. Me ha gustado tu diario navideño. Besotes.
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Mira que yo quería acabarlo varios párrafos más arriba, incluso a mitad de uno xD
Y muchas gracias por pasarte, seguirlo y comentarlo 🙂 El siguiente, ya en semana santa jeje
A.
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Este diario de navidad es demasiado bueno y me ha hecho reír un montón.
¡Ha sido un placer leerlo!
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Muchísimas gracias :))
Es un placer escribir y que te respondan así.
Ya pensando en el “diario de semana santa” jaja
Saludos,
A.
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Muy bueno! y se nota que que unos apartes fueron más complejos de escribir que otros. Me encanto como entrelazaste todos los personajes y cuando ya había olvidado la psicología…zaz! la sacas a relucir nuevamente ! Genial ..VENUS
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La psicóloga es inicio y final, el ying y el yang jaja
Muchas gracias por pasarte! Espero atraparte con más historias 🙂
A.
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Yo pensando en que polvo va, polvo viene… y vas, y sacas a Celia con las pastillitas al estilo Morfeo en Matrix…
Al final das matices de que todo es ficción, y eso alivia al lector, ¿sabes?.
Escritor… Escritor… Jajajajajaja. Por mi parte, lo eres (por lo menos sí es verdad que escribes más que yo).
Me has hecho envidarte por momentos. Tanta mala suerte, pero al final follando, como un campeón.
Aún nos queda mucha letra que escribir y muchas bragas por bajar…
Saludos, A.!!!
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No intentes bajar las bragas. Eso es imposible. En vez de eso procura entender la verdad.
“¿Que verdad?” , te preguntarás.
Que no hay bragas. Si lo haces, verás que no son las bragas las que se bajan. Sino tu mismo.
Saludos!
A.
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